Los datos de este mes nos permiten entrever alguna reactivación de las decisiones de consumo en algunos campos. Pero están sometidas a la presión del nuevo consumidor surgido de la crisis. Sus decisiones serán extremadamente racionales y en ellas el precio y la búsqueda de oportunidades serán criterios decisivos. El coste psicológico de imponerse el control de gastos para ahorrar se traducirá en muy medidas y meditadas decisiones de consumo.
Centrándonos en las grandes compras (Ver gráfico) observamos algunos resquicios, como si el ahorro acumulado por una parte de los consumidores estuviera en disposición de traducir se en algunas decisiones de consumo, a costes moderados.
Los datos recogidos en el gráfico permiten extraer algunas conclusiones:
- Se mantiene la desconfianza hacia grandes inversiones, lo que se traduce en renuencia a contratar préstamos o hipotecas, adquirir productos financieros, contratar seguros y todo lo relacionado con lo inmobiliario (comprar un piso, reformar la casa, comprar muebles). En lo que se refiere al sector inmobiliario el mercado está dominado, desde la perspectiva de los consumidores, por la desconfianza tanto ante la forma de financiar a largo plazo tal inversión como ante el valor real de los bienes.
- Parecen abrirse perspectivas de consumo, en la cautelosa tónica descrita, para alimentos, ropa y complementos, productos de belleza, electrodomésticos pequeños, equipos de música u ordenadores, y gastos de dimensión similar
- Parece abrirse un resquicio para el ocio. La presión sobre los gastos para salir de bares de restaurantes, viajes de fin de semana o vacaciones parece relajarse, aunque poco.
En todo caso, se mantiene la cautela extremada hacia inversiones de gran dimensión: inmobiliaria, financiera, etc.
Si queréis profundizar en este tema por favor poneos en contacto con el departamento de Business Planning de Mindshare.
Fuente Millward Brown.
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