
Varios indicadores concretos destacan este mes, y se traducen en comportamientos de fondo:
Como revelan los componentes del índice, la valoración del momento para realizar grandes compras para el hogar se ha desplomado.
Esto indica el recelo a asumir compromisos para el futuro que domina el panorama, y presagia un periodo aún más difícil para sectores como automóvil, muebles, construcción, grandes electrodomésticos, reformas en el hogar, turismo, etc.
La valoración de la situación económica del país se ha estabilizado en niveles muy pesimistas, aunque contrapesa esa imagen que se sostiene en términos positivos la valoración de la situación económica de los hogares.
Rebrotan las aprensiones sobre la estabilidad en el empleo. Desde septiembre se han incrementado considerablemente los ocupados que piensan que hay muchas posibilidades de perder su puesto de trabajo en los próximos seis meses. Esto equivale a 1.700.000 ocupados.
Estos cambios se producen en un contexto de escepticismo sobre las instituciones llamadas a dirigir la salida de la crisis a escala nacional. Sin exagerar, se puede hablar de desconfianza y hartazgo hacia tales instituciones. Si en Septiembre la gestión de la huelga general anuló a los sindicatos como actores relevantes, la escasa confianza que suscita el nuevo gobierno o la expectativa de un cambio de gobierno del PSOE al PP aboca a una situación que se percibe bloqueada en términos colectivos. Los recientes cambios en el gobierno no inspiran la idea de impulso; pero la expectativa de que el gobierno pase al PP tampoco.
La consecuencia es que los ciudadanos vienen a pensar que la salida de la crisis depende de las fuerzas individuales. Cada uno saldrá de la crisis cómo y cuando pueda.
Fuente: Índice del Consumidor Millward Brown.
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